lunes, 29 de julio de 2013

La vida y después de la vida de Edgar Allan Poe



La poesía es una búsqueda constante, uno de esos viajes largos que comienzan desde el interior de uno mismo sin alejarse del mundo externo, de la realidad que nos rodea. El verdadero poeta es principalmente un crítico, un observador de su época, aquella imagen que quisieron vendernos del poeta que se duerme en los laureles, es una de las más grandes falacias de toda la historia: El poeta está siempre en contacto con su realidad y con su tiempo, se nutre de esto y de él nada escapa. Una muestra clara de ello es el gran escritor, Edgar Allan Poe, quien no solo destacó en el mundo de la poesía, sino que creó un nuevo género literario, que como todo lo desconocido, fue incomprendido desde un comienzo: El género policiaco. Así pues, nos enfocaremos en su existencia, en su obra pero sobre todo en su particular manera de concebir la vida o mejor dicho, la muerte.

Si algo define la literatura de Poe, es que sus temáticas eran profundamente universales; se trata de un extenso legado que puede atraer a toda clase de público porque siempre nos sentiremos identificados con algún punto de su creación literaria. Los temas trabajados por Poe en sus obras, principalmente trataban de la belleza, la fatalidad, la pesadumbre, la oscuridad y la sombra de la muerte. La importancia de la obra de Poe, ha contribuido de manera determinante en la concepción actual del mundo la literatura, pese a ser reconocido mayormente como precursor del relato de corto, la obra de Poe no solo abarca el género de terror, sino que también se extiende hacia el ensayo, la crítica literaria, así como también la poesía.

Escritores de la talla de Oscar Wilde, Victor Hugo, Marcel Proust, se vieron influenciados fuertemente por la obra de Poe. Para citar un ejemplo, el propio Oscar Wilde uso elementos de la historia corta de Poe El Retrato Oval para escribir su novela de 1891, El retrato de Dorian Gray. Cinco años antes de la publicación de esta novela, Wilde había elogiado la expresión rítmica de Poe. Arthur Conan Doyle, uso como base para la creación de su personaje Sherlock Holmes, a August Dupin, el detective de ficción creado por Poe para sus relatos policiacos. Y es bien sabido que Julio Verne fue gran admirador suyo y que influyó de sobremanera en el resultado de sus obras, como más tarde ejercería gran influencia en la literatura simbolista francesa que según Levine fue un prototipo para los simbolistas «por su actitud bohemia ante la vida que lo convirtió en figura marginal entre sus compatriotas», y que a través de ésta, lo haría también en el surrealismo. Sin embargo, su huella llega mucho más lejos: podría considerarse como hijos suyos, toda la literatura de fantasmas victoriana y en mayor o menor medida, autores tan dispares e importantes como Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Paul Verlaine, Stéphane Mallarmé, Fedor Dostoyevski, William Faulkner, Franz Kafka, H.P Lovecraft, Ambrose Bierce, Guy de Maupassant, Thomas Mann, Jorge Luis Borges, Clemente Palma, Julio Cortázar, Rubén Darío, entre otros.

Poe era un hombre que criticaba y cuestionaba con rudeza todos los aspectos de su época, asumiendo desde siempre una postura de protesta frente a los misterios que antes no eran develados. Este hombre revolucionario, se da cuenta que muchos aspectos de aquella literatura y cómo esta se venía concibiendo, debían ser cambiados para siempre: la extensión de un poema, la estructura al escribirlo, el efecto del mismo, la musicalidad que lo distingue, la conexión entre la memoria y el recuerdo, pero sobre todo el crédito que se llevaban las musas cuando el poeta “se inspiraba”; otra total mentira, la inspiración ni siquiera existe y el poema no es más que el resultado de un arduo trabajo intelectual y espiritual.

Uno de los rasgos fundamentales del carácter de Poe, deriva precisamente de un sentimiento de orfandad constante, este autor huye a consciencia y con una voluntad expresa de todo aquello que considera el ámbito real y busca transcender el límite de lo desconocido, trazándose a sí mismo un imaginario absolutamente personal. Él era precisamente uno de los abanderados dentro de la literatura gótica norteamericana, quien sostenía que todo autor proclive a escribir sobre tipo de literatura, debía tener su referente más claro en el terror que se hallaba dentro de su propia alma además de estar cabalmente consciente de la naturaleza perversa que habitaba en los seres humanos. Una hipótesis que expone con más detalles en su relato “El demonio de la perversidad”.

Podríamos deliberadamente pensar que bajo esa consciencia de perversidad que yace en el ser humano, Poe encontró una razón factible para llevar una existencia caótica ¿O fueron las circunstancias quienes lo empujaron a todo aquello? Me atrevería a afirmar que fue un poco de ambas. Poe fue siempre una figura muy descarriada a la hora de los excesos y no solo con el alcohol, sino con el despilfarro del dinero que poseía, posiblemente por la creencia en un patrón personal de existencialismo en el que la vida se basaba en los movimientos de ascenso y descenso de la propia tragedia, que según este, era lo más seguro que teníamos en la vida. Podría decirse que prácticamente después de la muerte de Virginia Clemm, su esposa, se le considera una persona hundida y en la quiebra; y si bien es cierto que gran parte de su producción literaria se da luego de la muerte de su esposa, también es sabido que Poe atravesó por muchas vicisitudes personales y espirituales a lo largo de su vida que lo llevaron a forjarse como genio de la literatura.

Ebrio execrado o genio innovador, Poe fue un magnifico poeta, un gran versificador, muy consciente de lo que era el método y con una versatilidad increíble. Sin embargo, cabe destacar que aunque en principio intentó fundamentar toda su fama en su oficio como poeta, resulta curioso pensar que de su trayectoria poética se conozca tan poco relativamente, además de sus famosos poemas “El Cuervo” y “Anabel Lee” y que aparte de estos, no haya realmente mucha más poesía suya que fuera tan universalmente reconocida.

Finalmente, Edgar Allan Poe constituye en sí mismo un legado que está en todas partes, es responsable de un reflejo incomparable que se ha visto multiplicado en diversos aspectos del arte desde su época hasta nuestros días. Sin duda, un escritor eterno.

“…Todas las luces se apagan, todas, todas.
Sobre cada forma todavía tiritante, el telón,
como un paño mortuorio, desciende con un ruido
de tempestad. Y los ángeles, todos pálidos
y macilentos se levantan y cubriéndose afirman
que ese drama es una tragedia que se
llama «El Hombre» de la cual el héroe es
¡El Gusano Vencedor...!”.

Extraído de "El Gusano Vencedor" – 1838
Edgar Allan Poe

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